Dale, no seas tímido!

Las noticias son buenas si vas a dar batalla pues lo quieras o no allá afuera hay una guerra, no sirve que te escondas ni que vivas rezando; cuando la muerte se alza siempre acaba encontrando. (GF)

Soy un collage de non.fiction y letras encriptadas

domingo, 4 de octubre de 2009

Los anti-Benvenuto (o cómo es mi familia)


Mi abuelo Martín va a cumplir 85. Es tan ateo que cuando pasa cerca de una iglesia le da picazón, odia la cebolla en la comida y es hincha de Vélez.
Hace dos años cuando lo entrevisté me contó que trabaja desde los 17 años y que, pese a que hoy tiene una economía bastante buena para un jubilado, él "siempre fue y será un proletario".
Sus manos son hábiles y simétricas, tiene el dedo índice tajeado, tal vez de cortar la carne para el asado o de serruchar maderas en su tallercito. Todos los días él y mi abuela cuidan a los mellizos pequeños de mi prima. Cuando habla de ellos con la sonrisa se le achinan los ojos y se pierden entre sus arrugas.

Si voy a visitarlo me preparo con el estomágo vacío para atiborrarme de Coca cola, pan (objetos preciosos que escaseaban en casa cuando era una niña), luego frutas, postres y chocolates. Sin solución de continuidad, nos movemos en bloque al calor de la cocina y tomamos unos mates y con ese mismo ritmo abrimos algún prodigio de las panaderías de Villa Santa Rita. O salimos al patio y miramos las plantas que cuidan como hijos, me muestra alguna modificación que McGyver octagenario porteño acaba de hacer en la casa, aunque mi abuela le ruegue a gritos que se quede quieto.

Si bien no siempre se da, o porque no estamos de humor o porque está mi prima charlatana, cuando somos pocos, en el living decorado por puzzles de miles de piezas que mi abuelo armó, se despacha como alguien a quien siempre me encanta escuchar. Sentados a la mesa, mientras comemos fideos cortados a cuchillo especialidad de mi abuela, Martín da su visión sobre la política nacional y todos aportamos nuestra voz y punto de vista a la discusión.

Esta vez me contaron que van a hacer un viaje con un grupo de jubilados pero que decidieron actuar de sordos y que vamos a ir porque ya sacamos los pasajes, qué si no! Los próximos compañeros de viaje, parecen ser ácerrimos menemistas declarados o algo que no sé si es peor o igual: macristas.
Acusan a Cristina de tener un pasado dudoso y de manejar la red de prostíbulos, contó mi indignado abuelo, quien en los últimos años se alineó al kirchnerismo, aunque doy fe: mi abuelo no tiene nada del cancherismo de los jóvenes K, que quede claro. Y, prosiguió: intenté explicar las razones de mi apoyo al Gobierno y también las cosas con las que estoy en desacuerdo, pero no pude llegar a nada.

En un momento, tras compartir otras anécdotas deplorables de esos jubilados violentos, uso una frase para definir que refleja por qué lo quiero tanto: "Además Florcita, son todos unos come-hostias increíbles "

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