Y sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la apariencia al ser... Lo que es sagrado para él no es sino la ilusión, así, lo que es profano a la verdad. Mejor dicho: lo sagrado se engrandece ante sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, al punto de que la mayor ilusión es también para el lo más sagrado.
Feuerbach, Prefacio a la segunda edición de La esencia del cristianismo, en Debord Guy, La sociedad del espectáculo, la marca editora, 2008.
Feuerbach, Prefacio a la segunda edición de La esencia del cristianismo, en Debord Guy, La sociedad del espectáculo, la marca editora, 2008.
|