El técnico de PC

Seguro al hablar por teléfono, me recomendó esperar a tener conectado internet en casa.
Apenas le abrí la puerta del edificio noté algo raro en su aspecto. Nos metimos en el ascensor y se abalanzó con comentarios del frío, del auto, del poco abrigo, mientras yo intentaba saludar infructuosamente a mi amiga vecina.

La primera hora que le dedicó a revisar la computadora lo hizo al estilo ' braille', es decir, tecleaba pero me miraba a mí y no paraba de perjurarme lo bien que ganaba como técnico y ' que el precio lo pone él' y que 'hay que hacerse un lugar en la vida, en los laburos'. Le ofrecí algo para tomar. '¿Mate?' -lo vio arriba de la mesa y no pude zafar-. Le cebé y me comentó que su tía era profesora de mi carrera, después de revisar mi bilioteca y adivinar mi opción universitaria.

¿Para qué le comenté que esa turra justo justo me había bochado en la única materia que me fue mal? ¿para qué?? Me fui a lavar los platos y me siguió hasta la cocina para cebarme mate él a mí. Volvió a la computadora y su proceso fue regresivo. Es decir todo lo que arreglaba lo desordenaba en el paso siguiente. Y las horas corrían y la tarifa del técnico (taxi?) boy también. Se fumó todo el paquete de cigarrillos dejando un olor tremendo a cenicero en mi depto. Después pasó a manguearme tabaco a mí.

Obvio que todo superaba lo lejanamente soportable. En un momento sólo atiné a dceirle que cuando no tenia nada para hacer, simplemente leía. Saqué los diarios de una bolsa e intenté, me esforcé por avanzar. pero no me dejó. "Ibarra tiene que volver", que a él si lo agarran con el auto como lo tiene ahora lo detienen entonces...¿porqué lo encanaron a Ibarra?
En eso cuando parecía que iba a tener más o menos arreglada la PC, se le ocurre abrir el 'gabinete', saca una pieza, me pide un cuchillo, un destornillador que obviamente carezco. Fui testigo, así, como con un tramontina rompía una pieza de mi máquina. Estuvo 5 horas. CINCO HORAS. Y no lo solucionó. Y me preguntó si salía y si lo hacía "quién era el afortunado".

Ayer me dejó plantada. La tenía arregladísima pero no llegó. Claro. Hoy vino. Mi cara desencajada dijo mucho más que yo. Me dediqué a dejarle claro que tenía que leer, trabajar, y por sobre todo no iniciar ningun tipo de intercambio que él pudiera extender de manera insospechada.

La máquina estaba '10 puntos' pero no, se había olvidado de reinstalarme el office. Así que mientras yo intentaba estudiar, el maldito se dedicó a hacer ruido con el chirrido de sus ringtones y a tararear una no-canción. Porque eso que cantaba no era nada. Era una melodía pa joder, como cuando uno quiere estorbar a un hermano/a.

Cuando le bajé a abrir se despidió con un "un premio para tu novio, eh!, por la paciencia" aclaró y no hacía falta. "Y un monumento para tu mujer", le asesté.

Moraleja: ya no me paraliza contestarle a los estúpidos. Aunque, sí, debo repasar la materia "Límites a la privacidad 1".