Apuntes del cuerpo como cárcel

Un informe sobre tabaquismo señala que una de las causas por las cuáles las mujeres no abandonan el hábito de fumar es el miedo a engordar.
/ Estábamos en 4° año y todo mi grupo de amigas, yo incluida, habíamos debutado con alguna dieta estricta. Aunque no lo necesitaba, bajé unos kilos que engordé al poco tiempo de abandonarla. Otras, acaso las más obsesivas o buenas estudiantes, siguieron comiendo un menú ajustado hasta convertirse en palitos con cabezas.

/ Mi prima aliméntandose a base de un milk shake adelgazante por día/

Leo un libro que relata un encuentro entre mujeres tan preocupadas por la estética que se enfrentan a un plato de masitas como a un asesino serial. El grupo de mujeres habla sobre cuestiones íntimas como la separación de sus parejas o sus proyectos frustrados. Las masitas permanecen a la sombra pero inocultables. Evitadas pero miradas de reojo y con recelo. La narradora subraya esa sensación repulsiva, una especie de lepra que suscita el objeto calórico de deseo.

/En mi trabajo hay un pequeño grupo de hombres y mujeres que no almuerzan, pero a veces se comen un paquete entero de galletitas de salvado. O media docena de facturas./

/Mi vecina es una chica flaca y linda (¿lindos rasgos?) se alimenta sólo a base de ensaladas, frutas y barritas de cereal. Sus objetivos 2010 son: agregarse siliconas y brackets en las tetas y otras en los dientes, en ése orden. Sus compañeros de oficina le dicen, "en chiste", que es culona o gorda./

/Mis amigas que decidieron tener hijos tuvieron siempre como primordial preocupación los kilos que sumarían durante el embarazo y cómo hacer para recuperar la figura./

Mi hermano cuando yo tenía 10, 11 me decía gorda, chancha, jamonuda. Una década después cuando aún compartíamos la casa materna, llegó a la noche y al verme conectada a la compu sentenció "si seguís así vas a ser obesa"/

/Muchas veces me siento encerrada en una cárcel. El cuerpo es una carga. En cambio, durante mis épocas de finales en la facultad se me cerraba el estómago y, aunque quisiera, apenas si podía probar bocado. Era una pluma, eso si: conflictuada e inapetente./

Hoy que me gusta mucho experimentar en mi cocina-laboratorio gastrónomico, por momentos, siento como si estuviera cavando mi propia fosa. Comer rico y regalarse calorías es un pecado mortal, una desviación, transgresión que las mujeres debemos evitar (y hay todo un sistema de discursos mediáticos incorporados y repetidos que dictan-aseveran-confirman eso).

Y yo mientras tanto miro viejos videos de la antigua Alessandra (ahora está mucho más flaca) que desbordaba carne y sensualidad caribeña, y juro que cada vez entiendo menos.

Fuente de la imagen: http://www.fernandacohen.com/