Estamos trabajando para usted

Estos días me encuentran muy entusiasmada trabajando aquí.

¨Déanse¨ una vueltita!

Dos de Gruss

(que me encantaron)

Amor o enamoramiento I

El riesgo de sobrevalorar a alguien es degradarlo a continuación. El enamoramiento idealiza (alucina) al otro hasta límites insospechados. Es así por necesidad y no por error o inmadurez. Necesitamos inventar un dios para encender velas a su nombre. La fase alucinatoria del amor es como la primera versión de un texto en literatura. Sin ella no habrá segunda ni tercera. No tendríamos ninguna base para trabajar sin esas frases torpes del comienzo. El primer beso bajo las ramas de un árbol es de cualquier modo inolvidable. Pero la luz que asoma entre las ramas deberá ser luego confirmada. Si el fulgor sobrevive al hastío, a los platos sucios, al mail descubierto al azar con trampa manifiesta, al acto rutinario de sacar la basura después de las 9, entonces sí, la historia se pondrá mejor que nunca. No está de más (igual) permanecer atentos. El riesgo de sobrevalorar a alguien es degradarlo a continuación.

L.

Consecuencias

Cada cosa que hacemos tiene consecuencias. Llamar a alguien. Pronunciar una palabra. Escribir un mensaje y no responder a otro que recibimos. No existen los actos gratuitos. Si tendemos un puente alguien querrá cruzarlo. Si lo destruímos habrá una persona que tal vez no pueda pasar. Si golpeamos una puerta es posible que alguien abra. Y después (maldición) habrá que hacerse cargo. Atención. Hacerse cargo de algo no es bien visto. Cuidado con lo que hagas. Tarde o temprano tendrás que pagar las consecuencias.

L.

Hay más textos acá

La verdad Clara

En una de nuestras primeras charlas largas, Clara me contó su secreto. Habíamos ido a comprar un regalo para alguien de la oficina y cuando caminábamos de regreso comentó sin balbuceos que su papá, ya muerto, había sido parte de un Grupo de Tareas durante la última dictadura militar. Algo retumbó en mi cabeza y no supe muy bien qué decir.

Tampoco pude acotar demasiado cuando narró que entre los pocos recuerdos que tiene lo ve a su padre llegando a cualquier hora a su casa o escucha las voces de sus hermanas arriesgando que algún juguete con el que Clara jugó pertenecía a otra familia, tal vez secuestrada o asesinada.

Sentí un crac en la cabeza cuando asocié a esta fanática de Charly y Spinetta con un progenitor tan sucio y porfiado. La misma chica que insitía con el mismo disco de la época de oro del rock argentino en el cubículo de la agencia.

Con los meses descubrí en Clara el yunque cargado por los familiares de esas personas inexplicables que son los verdugos. La fragmentación que sufren los hijos que, gracias a no sabemos qué mecanismos, hoy piensan tan distinto a sus padres de sangre.

Clara hace poco usó la frivolidad de las redes sociales para mostrar su verdad y denunciar a su propio padre y a sus tíos, y publicó una lista en la que esos oscuros personajes aparecen como los cómplices del órden del terror de los 70. Convirtió la liviandad del muro de Facebook en una pared desde la que gritó su verdad a todos sus "amigos".

Ella quiere otra historia para sus hijas. La puedo ver con sus ojos rasgados en delineador negro y su figura menuda, tal vez enojada con su pasado pero preparando seguro un futuro mucho más claro para los suyos.

Vale como Oxímoron?

thinking, originalmente cargada por Victor Bezrukov.

Hoy mientras volvía a mi casa en bici, me encontré rumiando esto:

"Me temo que todo saldrá bien..."


(da oxímoron o es mas frase culpógena judía?)

Peleados hasta que la muerte nos separe

Soy una persona de enojarse.

A veces me tachan de sensible y tienen razón: me tomo las cosas a pecho cuando no me gustan. Pongo caras horribles, se me sube el nudo a la garganta y contesto mal, puteo y corto teléfonos.

Pero algo pasa cuando, por ejemplo, veo a mi papá peleado con su hermano hace tantos años e imagino que ya no deben recordar por qué no se hablan.

Me sucedió con un par de amigas de no querer verlas más y finalmente terminar encontrandome con ellas de la manera más inesperada en una charla cordial o por lo menos amable. Sí, son palabras muy frías, lo sé. Pero; ¿se puede recuperar una amistad tras un gran alejamiento? Creo que sí y también creo que ciertas razones de un enojo caducan con el tiempo. En ese caso: ¿Vale la pena hablar de aquello que no se resolvió hace 10 años? ¿Cuánto pesa la bronca anclada en el pasado?

Me pasó con ex novios, llegué al extremo de sentir odio y no querer verlos más, pero con el tiempo el enojo se va erosionando y sólo queda una sutil indiferencia. Y si me los cruzo hasta pueda llegar a saludarlos con cariño…

En este caso me ocupa lo siguiente:
¿Cuáles son aquellos motivos imperdonables en una relación entre grandes amigos-as?

* Traición (que salga con tu novio, que devele un secreto tuyo, que te cague una oportunidad de trabajo, entre otros)
* Maltrato (que te hable de manera hiriente, que te agreda física o simbólicamente, entre otros)
* Engaño (que te mienta, que hable mal de uno cuando uno no está presente, que te acuse de algo que no hiciste, entre muchos otros)
* Indiferencia (que simplemente un día desaparezca sin dejar rastros ni señales o no responda a tus invitaciones, entre otros)

¿Se puede medir el perdón o saber por qué perdonamos a algunos y a otros no? ¿En qué momento se suaviza la tormenta del enojo?


imagen fuente: http://www.flickr.com/photos/jantik/